domingo, 5 de junio de 2011

Antes de viajar a Angola

Dicen que los comienzos no son fáciles. Este inicio tampoco lo fue, pero imaginar la cara de los niños que allí estaban esperando hacía saltar cualquier obstáculo.


Entre otros trámites, hubo que conseguir permisos, visado, coordinación con el orfanato, y todo cuadrarlo con las únicas fechas en las que podía desplazarme. Al mismo tiempo que todo estos asuntos se iban tramitando, se llamó a distintas puertas, y se obtuvo más de una respuesta.


El Club de Atletismo Lynze de Parla, con miembros de un gran número de nacionalidades y al que pertenezo desde mi infancia, se volcó con este proyecto. El Lynze no sólo asesoró sobre la enseñanza de nuestro deporte a niños y personas con discapacidad, sino que tanto la dirección como sus atletas donaron gran cantidad de equipaciones para los atletas del orfanato. Quedaron así vinculados el Orfanato Lar Kuzola de Luanda y El Club de Atletismo Lynze de Parla.


Otros amigos también hicieron su aportación, no dejando un sólo hueco en el equipaje que volaría rumbo a Angola.


Con los permisos conseguidos, las clases preparadas, el visado en mano y la maleta cargada de equipaciones y sueños, el proyecto llegó a la Kurzola.

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